La Aeropostal Tomos 1 - 7 (de 7)

13 de junio de 1930. Henri Guillaumet, piloto experimentado de la Aeropostal, no sabía que aquella mañana, al despegar, se dirigía al infierno. Atrapado por una violenta tormenta, su avión se estrelló en medio de las cumbres nevadas. Solo y con escasos víveres, decide esperar a sus compañeros, que seguramente no tardarán en localizarle. Pero tras 3 días de vanas esperanzas, decidió tomar las riendas de su destino e intentar llegar a Argentina. Y así comenzó un viaje de más de 70 km, entre vertiginosas caídas e intensa fatiga, Guillaumet, con una voluntad de hierro, se aferró al sonido de un único pensamiento: "¡Voy a Sobrevivir!
El 12 de mayo de 1930, Jean Mermoz partió de Saint-Louis-du-Sénégal para intentar cruzar el Atlántico Sur a bordo del Laté 28 bautizado "Comte de La Vaulx". Poco se imaginaba que estaba a punto de enfrentarse a una de las peores pruebas de su larga carrera como piloto: ¡un frente tropical! En el sofocante calor de la tormenta, Mermoz recordó otro trágico episodio en el que había estado a punto de morir expuesto: su captura por los moros en el sur del desierto de Marruecos. A merced de los disidentes saharauis, tuvo que poner todas sus fuerzas en la batalla y luchar por su supervivencia.
El joven Paul Vachet siempre decía que quería ser aviador. No fue hasta los 18 años cuando su madre accedió a que se alistara en el ejército; corría el año 1915 y la Gran Guerra hacía estragos. Paul, a base de tesón y con la ayuda del capitán Happe, hizo por fin realidad su sueño y obtuvo su licencia de piloto militar. Enviado a peligrosas misiones sobre Alemania, fue condecorado con la prestigiosa Croix de Guerre. Tras unos años de "vida civil", Paul se incorpora a la célebre compañía Latécoère (más tarde Aéropostale) y no tarda en volar en las rutas españolas, con fama de peligrosas y a veces mortales. Paul, piloto serio y experimentado, recibió nuevas responsabilidades y fue enviado a Sudamérica para desarrollar líneas aéreas que transportasen tanto correo como pasajeros, primero en Brasil y después por toda Sudamérica. Pero la carrera de Paul Vachet se vio salpicada por numerosos accidentes espectaculares.
Una biografía profusamente documentada del célebre poeta, novelista y aviador Antoine de Saint-Exupéry. Desde su juventud hasta los albores de su muerte, los autores presentan un retrato insólito de Antoine de Saint-Exupéry. Relatan hechos conocidos por todos, como su carrera en la Aeropostal y su matrimonio con Consuelo de Saint-Exupéry, así como otros más secretos: su interés por la hipnosis, el ocultismo y el accidente de hidroavión que estuvo a punto de costarle la vida.
En Nochebuena, el avión de Mermoz se quedó en tierra en una remota playa de Brasil. Con Collenot, su fiel mecánico, decide abrir una caja de champán que llevaba en la bodega. Borracho, el hercúleo piloto de la Aeropostal empieza a contar la historia de su vida, desentrañando la verdad de la falsedad de su leyenda. Su infancia en el exilio a partir de 1914, su alistamiento en el ejército del aire, sus hazañas aeropostales y su angustiosa aventura en el desierto, hasta sus hazañas en los Andes. ¡Un relato que revela quién fue el verdadero Mermoz!
Un viejo tullido y cansado atraviesa en bicicleta el pueblo de Soueich, en el Alto Garona, para encontrarse con su amigo de toda la vida a la sombra de un viejo roble. Henri Rozès rememora su infancia, las sucesivas mudanzas y finalmente la movilización para el frente, en el horror de la Primera Guerra Mundial, bajo un diluvio de hierro y sangre… Nada predestinaba entonces a este hijo de granjero a convertirse en un guerrero de trinchera, en un as del pilotaje de cazas y, finalmente, en un mensajero excepcional, pionero de la Aeropostal, mucho antes que Mermoz y Saint-Esupéry.
El aeropuerto de Cap Juby, en la costa marroquí, sirve como escala de reabastecimiento para las líneas de la Aeropostal. Antoine de Saint Exupéry es nombrado jefe del aeródromo. Entre otras cosas, se encarga de la seguridad del lugar y del abastecimiento de las máquinas. Lo cual, entre las incursiones nómadas y las inclemencias del tiempo, no es tarea fácil. Cuando llega un hidroavión en llamas, las cosas se complican.