Takeo ha encontrado la felicidad al lado de Sayuri, pero lo que resulta insospechable es que sobre ellos se cierne la sombra de una nueva venganza, de alguien misterioso del pasado de Takeo. . .

Kiyoshi Fujino y cuatro amigos son los únicos estudiantes varones entre más de 1.000 mujeres de un instituto hasta hace poco sólo femenino. Insti regido por leyes y reglamentos draconianos, que penalizan hasta la falta más insignificante y suponen acabar en la cárcel (sí, el instituto tiene una cárcel dentro). Una serie de malentendidos hace que los cinco chicos sean arrestados y reciban un ultimátum: o ingresan un mes en la cárcel (con todo lo que ello conlleva) o serán expulsados. Y si eso ya es extraño, lo será más aún para el pobre Kiyoshi cuando descubra que sus amigos son masoquistas que disfrutan de los castigos que les imparten las atractivas integrantes del consejo estudiantil clandestino…

Aunque Melon supuestamente no tiene sentido del gusto, Hal despierta su apetito. Mientras tanto, Legoshi y los demás están indagando y consiguiendo algunos datos sobre Melon en Kopi Luwak, organización que se dedica a estudiar a los mestizos. Por culpa del café que se toman allí, sus ansias carnífagas aumentan considerablemente y deciden suspender de manera temporal la operación de búsqueda de Melon.

¡Se ha manifestado una dimensión alternativa!! Un espacio que da sentido a todo lo sucedido hasta ahora, pero donde a la vez ese pasado carece de importancia. El Beherit, de nuevo en las manos de Griffith, responde a la llamada de su corazón, derrama lágrimas de sangre y arrastra a la Banda del Halcón en pleno a otra dimensión. Entonces se produce el advenimiento de cuatro grotescos seres, los “Mano de Dios”, que anuncian la inminente incorporación de Griffith a sus filas tras una ofrenda.

A sus casi 40 años, Naohito Yagi tiene miedo a ser rechazado por los demás. Se pasa la vida actuando, escondiéndose detrás de una máscara y haciéndose pasar por “el hombre ideal”. Desgraciadamente, sus escarceos sentimentales siempre terminan por ser un fracaso a pesar de que él lo da todo. Tras ser arrastrado a un gôkon (fiesta para solteros) por su amigo Seiji, conoce a un chico joven, Tohru Akasaka, que es todo lo contrario a él: es capaz de decir todo lo que se le pasa por la cabeza sin filtro alguno. Se burla de su forma de actuar y lo llama “cobarde”.